Magia




Rayos de luz reclaman su existencia sobre la piel y algunas gotas de sudor ruedan por dos cuerpos acomodados bajo un cielo de gaviotas. 

El día golpea sobre los párpados cerrados, abrazados, entrelazados y cuatro brazos recién conocidos, reconocidos y vulnerables. Opus, la calma y Sakamoto flotan en el aire, en las fosas nasales y el torrente sanguíneo.

Y el abrazo dulce de dos extraños que se aman sin saberlo desde mundos paralelos... y la certeza de la vida y la certeza de la luz y la grandeza del mundo... y las sonrisas ingenuas, transparentes, reales, por una sola vez desnudas y enraizadas en la bondad de dos culturas opuestas. 

Y la hamaca con los dos cuerpos empapados, rodeados de aire tibio y el amor regándolos... Y la magia ¡la magia! y los encuentros con posibilidades remotas pactados antes del tiempo y finalmente la magia, la hora, el día, la fecha, el segundo, la explosión catastrófica de dos átomos y la magia de chocarse por primera o segunda o millonésimas vez primera, y reconocerse y entenderse... 

Y la magia... y la luz brotando como agua y el sentido y la vida y el todo, y la verdad que luce como sueño, pero es verdad... y la magia. 



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